Abrázame
con la fuerza que ya no tengo
Levántate de tu cama
pide permiso
a la arena
a la mar
Regresa a sentarte conmigo
Concédeme un rato
de piernas colgando,
balanceándose
en las piedras del puerto.
Abuelo,
enjuaga estas lágrimas
que en tus manos,
repletas de agua salada,
no se van a ver
fuera de lugar,
extrañas.
No se porqué hoy,
-No lo se. Lo juro-
te quiero a mi lado.
No me importa que vengas
cubierto de algas.
No me importa que llegues
muerto.
No me importa.
Ven, abuelo,
que no puedo.
No puedo.

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