sábado, octubre 11, 2008

Y en esta hora que aprieta el frío y afloja el sueño, cómo quisiera ese calor alrededor de mi muñeca.

No digo que no estén ya aquí. Siempre están, porque una vez que les das de comer ya nunca se van. Sólo lo parece. A veces.

Es tarde y es sueño y también es algo de frío por fuera, mucho de hielo por dentro. Es hora, también es ahora y es hace dos días y es dentro de tres días - que nunca llegan -. Por encima de todo y de todos, es Nunca. Siempre es nunca. Nunca es siempre. Y jamás sabe bien donde colocarse aunque no le dejen espacio.

Es frío - lo sé, lo repites - Es que es mucho frío y no hay espacio batante para tiritar - yo no tirito -. Es que tirita siempre como nunca.

Un día - palabra - voy a borrar todos los sinsentidos estúpidos y entonces yo - no, yo no, que no hace falta - terminaré de entenderme después de dos días y tres dolores. Tú no creo que lo hagas nunca o siempre.

Haría algo así -creo... o no -

Son casi las cinco de la madrugada y la noche no me hace ni especial ni viva. Son casi las cinco de la madrugada y la noche se alía con el sueño que no llega, así que me hace desdichada y muerta de prisa por poder parecer una viva cuando llegue la mañana.
Son casi las cinco de la madrugada y extraño una mano acariciando las mías, besádolas con cariño y regañándolas por doler, por dolerme y quizá por dolerle.
Son casi las cinco de la madrugada y pienso en todos los cuervos que han comido de mi alma, los cuervos que a veces parece que han desaparecido, esos que me susurran al oído cuando tienen hambre - "no está, no ha estado, no va a estar- Nunca estará contigo, porque tan pasado son sus ojos que jamás te ha visto presente ni futuro. Nunca estará contigo y no importa cuanto quieras aferrarlo, nunca se irá porque siempre ha sido ido, siempre ha sido lejos, nunca ha sido más que siempre yendo. Se va como nunca cuando se queda como siempre... A un paso de tus pies, a un roce de tus dedos".

Son las cinco y cinco de la madrugada y cada vez hace más frío y nada calienta, no hay tisanas infusiones ni remedios, las nostalgias, los deseos que siempre nunca se cumplen y las visiones de futuro que son como pequeños apocalipsis anunciados por mil señales, mil veces repetidos. este fin del - mi - mundo que ocurre cada mil - ¿tres?- meses y no por más anunciado, no por más esperado, y resignadamente admitido, duele menos, congela menos, hace menos daño.

Son casi las cinco y diez de la madrugada y de nuevo me voy escorando hacía galimatías. Lo que quiero decir, lo que estoy tiritando, es que sé que se irá de nuevo.
Pero saberlo con tiempo, no ayuda, ni consuela y anticipa unos gramos de dolor ya vivido y aún vívido.

Anyway...carpe diem


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