viernes, julio 10, 2009

El hombre de arena tiene
la cabeza llena de piedras enormes que no
le dejan vivir.

Es mi hombre,
es de arena y
tiene piedras en la cabeza que cuando se caen
- unaotraotrabumcrashpowauch!-
nos hacen pedacitos pequeños y ateridos
- a veces de frío frío, a veces de frío miedo
siempre temblando-

Lo quiero y le quiero,
entero o a trozos
quiero al hombre de arena

Aunque yo tenga manos de agua y nunca pueda contenerlo
aunque él tenga vida arena y yo me escurra entre sus grietas,
me filtre entre sus poros
- abiertos, dolidos, dolorosos-
aunque... aunque...aunque

Nunca hay un "aunque" demasiado grande para perderme
porque el que no quiere perderse tiene una brújula tatuada en el pecho y
"pa´allá", siempre es la dirección precisa cuando sabes exactamente donde quieres llegar.

Yo que soy agua,
quiero llegar a las piedras de
el (mi) hombre de arena,
ser ola tremenda que rompe,
y erosionarlas hasta hacerlas granos chiquititos
que pican en la espalda y no molestan más que
el agua goteando (en la)
incesante-mente.

Mientras tanto,
soy mar y me acuno en su costa
cálida




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