domingo, abril 15, 2007

Las nubes gordas y negras
clavan los dientes en huesos reblandecidos.
Llueven sin parar
en su ciclo de neuróticas lacrimógenas.
Llueven sin motivo, porque sí
- esta muñeca me susurra que por joder -.

“No vinimos a lo alto del mundo a hablar de lluvia”

Pero es que cuando llueve se nos inunda el mundo de lágrimas sosas
y es la comidilla de todos los corros:

- “Ayer vi a uno corriendo por la avenida mientras abrazaba gotas”
- “Yo vi esta mañana a una loca sentada muy quieta disolviéndose en silencio”
- “En el parque una niña mojaba sus dedos en los charcos y pintaba arcoiris en el suelo. Se deshacía por las manos suavemente ”
- “Me contaron que en la plaza una pareja se bebía lentamente hasta que desaparecieron”
- “ Alguien se ahogó gritando al aire que parara la tormenta. Una ola de lluvia se lo llevó”


Ok.No vinimos a lo alto del mundo a hablar de lluvia.
Hace días que no sale el sol.


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