lunes, mayo 28, 2007

No vino del frío. Él no.

Siempre estuvo en el lugar más caliente.Siempre anduvo con los pies en las brasas,la cabeza en la hoguera (y bien sabe dios que tenía cientos de vanidades que quemar)

Era un incendio rodeado de tiernas velas,quizá por eso se alejaba, se alejaba,para no quemarlas, por no derretirlas.
Yo era yesca reseca, que sin chispa prendía,así que poca falta tenía de sus tizones para inflamarme y explotar.

tres años lo conocí sin verlo…
“y al cuarto año resucité”
abrí los ojos y lo ví.


A veces pensé que era extraño haber estado tanto tiempo viéndolo sin mirarlo, luego me di cuenta de que 10 años es mucha diferencia a algunas edades, aunque más tarde el tiempo va tendiendo puentes.


Fue la casualidad y no el tiempo, la que nos acercó. Fue también una casualidad estúpida la que nos separó.


Ahora no sé si tendré memoria y tiempo para los dos. No lo sé.



1 comentario:

Atzavara dijo...

Yo sí sé, mani... pocas cosas, algunas no más... pero ésta sí la sé... y tendrás memoria y tiempo, aunque duela al principio -porque doler, duele de cojones-, pero también nos reiremos a su costa, y le llamaremos hijoputacabrón por irse así... pero habrá memoria y tiempo... seguro...

Que no se te olvide que tailoviu un chingo (que es más que mucho), un putamadral, un titipuchal y todo lo que significa mogollón...