viernes, octubre 03, 2008

Me amarra a la cama el calor de mi costado.
Me arranca de ella un frío en el pecho y hielo en las manos.

Hace mal tiempo más allá del País de las Muñecas y ya sabemos lo que eso significa. Llega el invierno, no hay manos que sujeten a esas mariposas que han perdido el sur.

¿Qué voy a hacer con esta losa que me aplasta? Me resisto a ponerle un fin. No quiero escribir un epitafio. No quiero terminar con la esperanza de esperar las cosas que nunca van a pasar.

Tengo motivos para continuar. Un mundo lleno de agua. Un mundo líquido, con oceános de risas y mares de lágrimas. Todo cabe aquí, en esta esfera.

A 48 pasos del punto de partida siento que he dado una vuelta completa a este universo que jamás ha sido mío y siempre he querido que lo fuera.

Ella dijo: "toda música cesa"
Yo digo: "alguna música jamás comienza"... O lo diría, si me atreviese a mirarme a los ojos.

Ahora no, ahora quiero decir otras cosas, aunque me muerda la punta de los dedos la mirada de más allá.

Nada ha cambiado. Los sigo teniendo atragantados en el borde de la lengua... Y sigo sin poder cantarlos.



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