Como siempre que la encuentro,
me tiembla durante una hora más el día.
¿Cuántas tristezas puedo mantener bajo llave,
cuántas podré esconder hasta que se me hunda
el suelo?
Duermo cada noche en la cama estéril
de esta sequía indeseada.
Y canto blues, leo sobre monstruos,
hasta pelo cebollas,
pero todo da igual
todo da igual.
Una vez
con viento y frío.
Tres veces sin abrigo.
miércoles, abril 30, 2014
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