domingo, mayo 17, 2009

Todos los cristales en los que se rompe el cielo, van a parar a las manos heridas que menos los necesitan. Y eso es así, aquí, ahora, siempre.

Yo tenía la necesidad de gritarlo, la misma que siempre tuve de escupir hacia arriba sólo por ver si era verdad eso de que te caía en la cara.

Toda la lluvia que cayó ese día se me embalsó en el borde de los ojos. Eso es cierto y nadie me lo puede negar.

Tan cierto como que por más que quiero gritarlo, sólo puedo susurrarlo cuando estoy sola, a oscuras y helada.

Todas las sílabas encantadas que cierran mis oídos a cualquier sonido ajeno me adormecen y luego el silencio pasajero me recuerda como será cuando ya no estén.

Yo quisiera gritar en el instante blanco para no pasar más miedo gratuito y sinsentido, pero el único instante en que todo se calla es el que dedico a temblar esperando el desastre.


Y eso es así, aquí, ahora, antes, mañana. Siempre...



3 comentarios:

hans k dijo...

nunca esperes el desastre quieta, porque al final te alcanzará de una forma triste. da por hecho que te va a llegar, pero mientras tanto véngate riéndote de él y todo lo que le rodea.

a veces la agitación histérica es curativa, y si no al menos relajante (se hizo lo que se pudo).

Yolanda dijo...

...

te quiero

Lobo dijo...

tan bien que escribe y tan vaga que es

besos alobados